Un lunes, como cada lunes en el colegio, los niños y niñas de la clase tras saludar a la maestra y pasar lista para ver si estaban todos, se sentaron en la alfombra a contar lo que cada uno había hecho durante el fin de semana. Todo iba a las mil maravillas hasta que Anita, que había estado en casa los dos días con fiebre, debido a un resfriado que le hizo gastar varios paquetes de pañuelos limpiándose los mocos habló.
-Yo estuve en casa. Jugué con mis papás, hablé con ellos, y vi la televisión. ¡Por cierto que salió el rey y llevaba un bastón!. Seño, ¿por qué usa el rey un bastón?
Todos dieron su opinión: un chico que tiró la peladura de un plátano al suelo y le hizo resbalar... alguien iba por la acera en su monopatín y lo tiró... el príncipe no recogió los juguetes y tropezó... Cada uno inventó su historia. Al final, la maestra les dijo: lo mejor es que preguntaremos al príncipe que va a la clase de al lado y él nos lo contará. (Los príncipes y las princesas, también van al colegio como los demás niños y niñas y tienen que hacer bien sus tareas para que sus papás estén contentos). A todos les pareció una idea genial y acordaron hablar con el príncipe durante el recreo.
Sonó el timbre, salieron al patio y buscaron al príncipe. Le preguntaron por qué usaba bastón su papá. Él les respondió que desde hacía unos días le dolían las piernas mucho y con el bastón caminaba mejor.
- ¿Y por qué le duelen las piernas? preguntó Anita que quería saberlo todo.
-Pues no sé, no se lo he preguntado, pero esta tarde cuando llegue al castillo lo haré y mañana os lo podré decir.
Todos se quedaron impacientes esperando el día siguiente para conocer lo que le ocurría al rey y el príncipe emocionado al saber que los compañeros de colegio se preocupaban por la salud de su papá.
El martes, llegaron a la clase, pasaron lista por si faltaba alguien y después se sentaron en la alfombra a comentar el trabajo que tocaba. De pronto, se oyeron unos golpes en la puerta.
-¡Toc, toc, toc!
-¡Adelante!, dijeron todos a coro con la seño.
Se abrió la puerta y entró el rey.
-¡Buenos días! -Dijo
Se miraron unos a otros muy sorprendidos, respondieron al saludoy Marco, que es un chico muy atento, le acercó una silla para que se sentara.
-Me ha dicho el príncipe que queríais saber por qué dolían tanto las piernas y tenía que usar bastón, así que he venido yo a contaros lo que me sucedió. Cuando era muy pequeño, también iba al colegio, y me gustaba mucho, tenía muchos amigos y lo pasaba bien. Me sentaba sobre una pierna porque no llegaba bien a la mesa y la maestra me decía todo el tiempo: ¡siéntate bien!. Cuando hacía los trabajos en mi habitación, como estaba solo y nadie me decía nada, seguía sentándome sobre la pierna. Me gustaba mucho, mucho, leer y leía a todas horas. Mis papás, al llamarme para comer o cenar, también me lo repetían: “Siéntate bien o se te estropearán las piernas y de mayor no podrás caminar”. Yo no siempre les hacía caso y así pasaron los díasy los años. Ahora, a veces, las piernas me duelen y tengo que ayudarme de un bastón. Por eso he venido a contaros lo que me sucede ydeciros que nunca os sentéis con el culito sobre las piernas pues estáis creciendo y se os deforman y de mayores os dolerán como a mí.
El rey pasó un ratito muy agradable en la clase contando la historia de su bastón, luego se despidió y se marchó.
La seño, nunca más tuvo que decir a los niños ni a las niñas que se sentaran bien porque todos sabían lo que les podía ocurrir. |